Cuando Las Musas del teatro guarden silencio... Cuando los pebeteros dejen de iluminar sus columnas...Cuando las espadas en alto se retiren con sigilo...Cuando Melpómene enmudezca al coro…Cuando los dioses vuelvan al sopor de su profundo sueño...Cuando las máscaras de la escena vuelva al baúl de donde salieron...Cuando todo eso ocurre, con las luces ya ahogadas, se hace un silencio sepulcral pero ensordecedor, en las piedras de nuestro teatro. Entonces, y solo entonces, en apenas un instante infinitesimal, y como un ligero rumor, se escucha el ulular de la brisa de los últimos días verano. Es apenas un suspiro, un sollozo, un soplo tenue entre las ramas de pinos, cipreses, evónimos y rosaledas del peristilo. Una brisa que susurra, entre bambalinas, clamando al Olimpo:

¡Oh Dioses! ¿Por qué tan breve el regalo de vuestras intrigas? ¿Por qué, a los pobres mortales, nos emborracháis de gloria para abandonarnos luego en las terribles manos de la Parca? ¿Por qué, malditos, nos dejáis sin el sustento de nuestra alma? ¡Oh Minerva! Tú, diosa de la sabiduría y de todas las artes, incluso de la guerra fiera y atroz. ¿Por qué nos abandonáis a un castigo de oscuridad y mutismo? ¡Por Júpiter! Yo te imploro. Enviadnos de nuevo a las Musas. Os lo suplicamos. ¡Haced que renazca el arte como El Ave Fenix! Los mortales os lo pedimos con toda la humildad de la que somos capaces. ¡Que se haga la luz nuevamente en nuestras vidas!

Esa amarga queja es escuchada en la eternidad del reino de los Dioses. Entonces, y solo entonces, con las luces apagadas y todo en silencio, vuelve a surgir el milagro de la creación. Los pebeteros se encienden nuevamente metamorfoseados en cañones de luces de colores. El coro toma su sitio con la forma de multitud de bafles de sonido. Los actores con sus dagas y espadas convertidas en instrumentos musicales, se acicalan para volver a dar vida a la escena. Es la magia de la música. Es la magia de la interpretación. Es la magia de estas piedras milenarias que dejan paso a los conciertos, que nos acarician el alma y dan un nuevo sentido a nuestros recuerdos. El Festival de Teatro deja paso al Stone Music Festival 

¡Y todo vuelve a empezar!